Las grasas hidrogenadas o transgrasas, que se emplean en los alimentos elaborados, como la bollería y los fritos industriales, son para la salud "lobos con piel de cordero", porque actúan como grasas saturadas una vez dentro del organismo. ¡No corra riesgos y limite su consumo!
Uno de los mayores enemigos nutricionales para la salud del corazón y los vasos sanguíneos son un tipo de grasas denominadas "trans", que se emplean con frecuencia en los alimentos elaborados, como la bollería y los fritos industriales, margarinas, bizcochos y galletas tipo "cookie" o "cracker".
En un análisis de cuatro estudios que implicaban a casi 140.000 sujetos, publicado en "New England Journal of Medicine" (NEJM), se ha comprobado que si la energía que recibe una persona de la ingestión de grasas aumenta en un 2 por ciento y este aumento proviene de las grasas "trans", su riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular puede aumentar un 23 por ciento.
Según otras investigaciones desarrolladas en los últimos años, las grasas "trans" no sólo disminuyen el colesterol bueno (HDL)y aumentan el malo (LDL), sino que además, promueven la inflamación de los tejidos, sobre todo en la personas con obesidad, y elevan la incidencia de la diabetes. Como se ve las grasas "trans" pueden ser apodadas como "grasas fantasma", como también se las denomina coloquialmente, pero en ningún caso pueden ser calificadas de "inocentes".
Sin embargo, y a pesar de los riesgos que supone para la salud, este producto no sólo no está prohibido, sino que es muy difícil de evitar para el ciudadano ya que su nombre no está impreso en prácticamente ninguna de las etiquetas nutricionales que acompañan a la mayoría de los productos. Muchas personas saben que deben limitar el consumo de grasas "trans" porque obstruyen las arterias y elevan el colesterol, pero pocos conocen qué alimentos las contienen y deberían evitar o controlar, de acuerdo a un estudio efectuado en Estados Unidos, y cuyos resultados pueden aplicarse a muchos países del mundo.
La importancia de leer las etiquetas
Cuando se les pidió a mil adultos estadounidenses que mencionaran tres fuentes alimentarias de grasas "trans", sólo el 21 por ciento pudo hacerlo, lo que sugiere que "queda mucho por hacer" en materia de campañas de salud e información al consumidor, según el doctor Robert H. Eckel, de la Universidad de Colorado, en Denver, que ha impulsado el estudio.
Curiosamente, casi tres cuartas partes de los adultos del estudio de Colorado que conocían la existencia de las grasas "trans" también sabían que esas sustancias aumentaban el riesgo de padecer una dolencia cardiaca. Y usted, ¿podría mencionar tres fuentes alimentarias de "trans" o es incapaz de hacerlo, como le ha sucedido a buena parte de los participantes en la investigación americana?
Según explica la doctora Luz García, nutricionista del Centro Médico Orel, "estas grasas se forman durante el proceso industrial y están presentes en productos horneados y fritos (galletas dulces y saladas, bollería industrial, panecillos, patatas fritas), en comidas rápidas o en margarinas".
Para comer esta grasas en menor cantidad, la doctora García recomienda "reducir el tamaño de las porciones de los alimentos que las contienen, así como la frecuencia con que comemos "cookies", productos fritos y bollería industrial".
Asimismo es aconsejable leer las etiquetas de los productos para ver si contienen aceites hidrogenados o algún "aceite vegetal parcialmente hidrogenado", lo cual significa que contienen transgrasas.
Esta experta aconseja limitar el consumo de estos alimentos industrializados y considerar a las grasas "trans" que contienen como "saturadas", equivalentes a las de las carnes rojas, y que tanto perjuicios ocasionan para la salud cardiovascular, y además "han sido relacionadas con un mayor riesgo de cáncer de mama y parecen agrandar las células adiposas, promoviendo el sobrepeso", concluye.
Según los investigadores de la Universidad de Colorado, es importante leer la información nutricional en todos los productos, incluso en los alimentos denominados "sin grasas trans", ya que algunos fabricantes están usando aceites tropicales, como los de coco o palma, para reemplazar las grasas "trans", los cuales también son ricos en grasas saturadas.
Uno de los mayores enemigos nutricionales para la salud del corazón y los vasos sanguíneos son un tipo de grasas denominadas "trans", que se emplean con frecuencia en los alimentos elaborados, como la bollería y los fritos industriales, margarinas, bizcochos y galletas tipo "cookie" o "cracker".
En un análisis de cuatro estudios que implicaban a casi 140.000 sujetos, publicado en "New England Journal of Medicine" (NEJM), se ha comprobado que si la energía que recibe una persona de la ingestión de grasas aumenta en un 2 por ciento y este aumento proviene de las grasas "trans", su riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular puede aumentar un 23 por ciento.
Según otras investigaciones desarrolladas en los últimos años, las grasas "trans" no sólo disminuyen el colesterol bueno (HDL)y aumentan el malo (LDL), sino que además, promueven la inflamación de los tejidos, sobre todo en la personas con obesidad, y elevan la incidencia de la diabetes. Como se ve las grasas "trans" pueden ser apodadas como "grasas fantasma", como también se las denomina coloquialmente, pero en ningún caso pueden ser calificadas de "inocentes".
Sin embargo, y a pesar de los riesgos que supone para la salud, este producto no sólo no está prohibido, sino que es muy difícil de evitar para el ciudadano ya que su nombre no está impreso en prácticamente ninguna de las etiquetas nutricionales que acompañan a la mayoría de los productos. Muchas personas saben que deben limitar el consumo de grasas "trans" porque obstruyen las arterias y elevan el colesterol, pero pocos conocen qué alimentos las contienen y deberían evitar o controlar, de acuerdo a un estudio efectuado en Estados Unidos, y cuyos resultados pueden aplicarse a muchos países del mundo.
La importancia de leer las etiquetas
Cuando se les pidió a mil adultos estadounidenses que mencionaran tres fuentes alimentarias de grasas "trans", sólo el 21 por ciento pudo hacerlo, lo que sugiere que "queda mucho por hacer" en materia de campañas de salud e información al consumidor, según el doctor Robert H. Eckel, de la Universidad de Colorado, en Denver, que ha impulsado el estudio.
Curiosamente, casi tres cuartas partes de los adultos del estudio de Colorado que conocían la existencia de las grasas "trans" también sabían que esas sustancias aumentaban el riesgo de padecer una dolencia cardiaca. Y usted, ¿podría mencionar tres fuentes alimentarias de "trans" o es incapaz de hacerlo, como le ha sucedido a buena parte de los participantes en la investigación americana?
Según explica la doctora Luz García, nutricionista del Centro Médico Orel, "estas grasas se forman durante el proceso industrial y están presentes en productos horneados y fritos (galletas dulces y saladas, bollería industrial, panecillos, patatas fritas), en comidas rápidas o en margarinas".
Para comer esta grasas en menor cantidad, la doctora García recomienda "reducir el tamaño de las porciones de los alimentos que las contienen, así como la frecuencia con que comemos "cookies", productos fritos y bollería industrial".
Asimismo es aconsejable leer las etiquetas de los productos para ver si contienen aceites hidrogenados o algún "aceite vegetal parcialmente hidrogenado", lo cual significa que contienen transgrasas.
Esta experta aconseja limitar el consumo de estos alimentos industrializados y considerar a las grasas "trans" que contienen como "saturadas", equivalentes a las de las carnes rojas, y que tanto perjuicios ocasionan para la salud cardiovascular, y además "han sido relacionadas con un mayor riesgo de cáncer de mama y parecen agrandar las células adiposas, promoviendo el sobrepeso", concluye.
Según los investigadores de la Universidad de Colorado, es importante leer la información nutricional en todos los productos, incluso en los alimentos denominados "sin grasas trans", ya que algunos fabricantes están usando aceites tropicales, como los de coco o palma, para reemplazar las grasas "trans", los cuales también son ricos en grasas saturadas.
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